martes, 30 de septiembre de 2008

Olegario Barrera y La Escuela

Entrevista realizada por Claritza Peña como parte de su formación
en el Doctorado de Ciencias de la Educación (Febrero 2008).

Claritza: -Gracias por abrirme las puertas porque he estado contactando otras cineastas y la verdad no he tenido respuesta afirmativa.
Olegario: -¿Por qué?


Claritza: - Bueno a lo mejor por miedo y porque soy un poco fastidiosa.
Olegario: -Bueno todos los que estamos haciendo un trabajo somos fastidiosos. Ja ja ja ja.


Claritza: -Tengo entendido que usted debutó en Venezuela con Pequeña Revancha, esa historia de niños… ¿representa una escuela en particular o buscó ilustrar a la escuela de una época?
Olegario: -Bueno indudablemente que de alguna manera el ambiente de la escuela tenía que reflejar el ambiente o la circunstancia política bajo la cual se cuenta la historia. En regímenes controladores, en regímenes totalitarios, la educación es una de las cosas que primero controlan por la sencilla razón que se está formando a la gente. Siempre a los regímenes totalitarios, a las dictaduras, les interesa mucho la formación ideológica o por lo menos el control ideológico de la gente. Y siempre parte de la escuela. Se cuidan mucho tanto en los primeros años de formación, y a nivel universitario: lo que se habla, lo que se dice, la opinión de los profesores… Ahora, el tema político no se toca como clase en una escuela primaria, en una escuela primaria eso no es así. Indudablemente, por ejemplo, que en la España de Franco muchos maestros dudaban de las opiniones del régimen, otros no. Aquí, además, una de las cosas interesantes del cuento original de Antonio Skarmeta es, justamente, como la maestra participa de esta conspiración para utilizar estos niños y averiguar qué es lo que hace la gente mayor, del pueblo, cuáles son sus actividades políticas. Esa es una de las cosas más interesantes del cuento y eso tenía que estar en la película, y cómo ese niño a pesar de su inocencia logra burlar las intenciones del militar y la complicidad con la maestra. Siempre uno en las películas mete cosas de uno. Y por supuesto en esa película hay muchas cosas de mi vida, de mi infancia, que no estaban en el cuento original. Yo recuerdo que cuando tenía más o menos la edad del niño de la película, me tocó un maestro que era terrible… en aquella época se usaba mucho el castigo, inclusive el darte en la mano con la regla o ponerte en un rincón… De manera que era un maestro al cual le agarré mucha rabia, además porque yo vivía en un pueblo muy pequeño de islas Canarias… y los maestros de escuelas públicas que iban para allá eran los que estaban como castigados, como que eran los peores y por castigo lo mandaban para allá. Entonces eran todos como muy amargados… De hecho yo después me salí de esa escuela pública y terminé mi formación con una amiga que tendría como 17 años cuando yo tenía como 6 o 7… y fue la que me terminó de enseñar a leer, a escribir… esas cosas que uno podía aprender en una isla por allá, por el carrizo viejo… Con aprender a leer, escribir, sumar, restar y multiplicar era suficiente. Pero mi recuerdo de la escuela pública era ese… un tipo antipatiquísimo y muy severo.


Claritza: - Recuerdo que ese personaje elaboró una composición de “lo que hace mi familia por las noches…” Pero realmente ¿en esa escuela usted trató de ilustrar que el niño cambia por la circunstancia que le tocó vivir o simplemente toma una decisión? La transformación de él se da ¿por toparse con la escuela?...
Olegario: -Yo no creo que él cambia. Él no cambia. Él simplemente toma una decisión, este… porque es un niño inteligente, un niño que está pendiente de las coas y sabe que los mayores no lo quieren hacer partícipes de a lo que a ellos les pasa. Sin embargo, es un niño atento al cual esas circunstancias no le pasan absolutamente desapercibidas y su intuición le avisa que allí hay una trampa, en la composición que le mandan a hacer. Una cosa, además, muy propia de las dictaduras. Eso que está relatado en el cuento de Skarmeta, ambientado por supuesto, además, en el Chile de Pinochet, pasó en las escuelas de Rusia cuando el régimen Socialista. Eso de utilizar las tareas de los muchachos para averiguar qué hacían los padres a solas. Yo recuerdo, no en la escuela, pero sí recuerdo que en el pueblo mío había gente mandada por el gobierno cuya misión era averiguar los pequeños bienes que tenía la gente para poderles poner nuevos impuestos. Y te estoy hablando de gente que no tenía recursos y que si tenían, por decirte… una vaca era para tener leche para beber, por más nada… Y el gobierno quería ponerle impuesto a todo, desde una vaca o una cabra y enviaban gentes mayores para que a través de los niños preguntaran quién tenía animalitos… entonces averiguaban todo y podían ponerles impuestos… Eso de aprovecharse de la inocencia de los niños no es un invento ha pasado mucho… Yo lo viví… Entonces… bueno lo que se trataba era de reflejar una situación que ha pasado, desafortunadamente.


Clara: -Me llama la atención como un cuento lo lleva al cine y cómo ambientarlo a la realidad venezolana. ¿Puedes comentarme un poco sobre eso?
Olegario: -Bueno indudablemente a mí me gustaba mucho el cuento… pero ambientarlo en Chile era imposible. Por otro lado no quería hacer una película de época. Decir, por ejemplo, vamos a hacer un cuento que sucede en la dictadura de Gómez o Pérez Jiménez, no era la idea. Entre otras cosas porque el presupuesto que tenía para hacer la película era prácticamente cero y si me metía con una película de época no la hubiese podido hacer. Entonces opté por no mencionar el país. Como esto es una circunstancia que ha pasado en muchos países, entonces procuré que nunca se mencione en qué país es, ni tampoco ocultarme ante nada, ni decir que era en Venezuela o decir que no era. Curiosamente mucha gente del público pensó que eso era ambientado en la dictadura de Pérez Jiménez, a pesar de que el vestuario no te dice eso. Pero eso fue porque Pérez Jiménez era el recuerdo de dictadura más cercana… Además la gente sabe que fue grabado en Venezuela porque es muy característica la arquitectura de Paraguaná. Y cuando yo pensé en las locaciones inmediatamente pensé en Coro y la Península de Paraguaná. Quería un paisaje con esa aridez, eso de pueblos pequeños, despoblados, desprotegidos… Lo que importaba era la historia y no exactamente dónde estaba ambientada.


Claritza: -Los niños que aparecían en la película ¿no eran niños actores? ¿Cómo los escogieron?
Olegario: -Eso fue algo importante también. Para que la historia se hiciera creíble, yo desde un primer momento, decidí hacer el intento que todos los niños fueran del sitio o de los alrededores y que fueran niños que no tuvieran experiencia en la actuación. De manera que sonarán a verdad. ¿Por qué? Porque no todo niño sabe actuar pero sí tiene ciertas condiciones básicas para poder actuar. Y cuando tiene esas condiciones básicas, es decir, son un poco desinhibidos, entonces son bien manejados, entras en confianza con ellos. Ellos se sienten a gusto. Logras que sientan que eso no es un trabajo sino que puede ser un juego y que puede ser divertido. Deben tener una naturalidad extraordinaria que muchas veces, cuesta inclusive conseguirla en los actores adultos. A mí siempre me ha resultado terrible los niños actores cuando son mal manejados, que se van llenando de vicios, se van llenando de una manera de decir las cosas poco natural, pero a la mayoría de la gente les parece muy buenos, en cambio yo le veo las costuras, entonces no me gusta. El problema con los niños, y sobre todo ahora que hay varios en telenovelas, es que normalmente tienen condiciones y los padres o directores terminan echándolos a perder. Los padres porque se sienten con la autoridad para enseñarlos a como decir los textos y lo llenan de vicios, comienzan a hablar todo como recitado, con unos gestos absolutamente falsos que nunca harían en la vida diaria… Pero, si son niños de verdad y tú lo sabes llevar y tú lo conviertes en un juego divertido, y tienes la paciencia para poder dirigirlos, puede resultar de un encanto realmente maravilloso. En este sentido la experiencia fue muy gratificante. El proceso de escogencia… Yo recuerdo el proceso de escogencia del protagonista que fue el último: después de ver muchos niños en Punto Fijo y en todos los pueblos… me iba a todas las escuelas y hacía un casting. Y el niño apenas lo vi y había algo en la mirada de él, en su sencillez y al mismo tiempo en su forma llana, un niño sin ser un niño salido pero tampoco un niño retraído, muy llano, muy tranquilo, había algo en su mirada muy interesante. Cuando lo vi casi sin hacerle la prueba dije este es. La prueba que le hice duró, algo así, como 30 segundos. Intercambiamos dos frases y dije de nuevo: este es. Y después, por supuesto, vino el trabajo de acercamiento. La gente me pregunta si alía mucho con ellos y la verdad no porque yo con los niños trabajo diferente. Los parlamentos no me gustaba ensayarlos sino las situaciones que se iban a presentar en la película. Hablábamos sobre ellas. De repente nos íbamos los cuatro muchachos y yo para el monte y hablábamos de cualquier cosa… de repente les ponía a improvisar una escena, absolutamente improvisada. Siempre desde el punto de vista lúdico… Cuando ellos ya sabían que la filmación se iba a terminar, ellos tenían una tristeza enorme porque todo el día ellos querían ir a filmar. Para ellos era una diversión… Fue una experiencia bien interesante.


Claritza: -Usted mencionó que iban a las escuelas y hacían casting allí. ¿En algún momento hubo resistencia de las escuelas?
Olegario: -No, todo el mundo estaba fascinado… Siempre una película es una novedad y es mucha más novedad el rodaje de una película, por supuesto, en un sitio como Punto Fijo, en la Península de Paraguaná… En aquella época no había ninguna actividad cultural. En el pueblo no había cine… La mayoría de la gente vio por primera vez una pantalla de cine el día que fuimos a estrenar la película en el pueblo, en el patio de una casa que pusimos una pantalla… Fue una experiencia maravillosa cuando los niños se vieron en la pantalla en un primer plano que busca la cara de la gente… eso era un poema., no lo podían creer. Pero resistencia no. La gente estaba encantadísima y en el pueblo todos colaboraron. Inclusive, para mí era importante que la escuela no interrumpiera sus labores normales… Algunos muchachos estudiaban en la escuela del pueblo, otros en otros lugares, pero hicimos un horario de máximo las tres de la tarde estaban listos. Se portaban muy bien las maestras e inclusive, desde la directora para abajo, entendió que la experiencia para los muchachos, de alguna manera era algo único y mucho más importante, desde el punto de la experiencia, que las clases que podían recuperar. Afortunadamente entendieron eso y todo fluyo bien.


Claritza: -¿La película recibió muchos premios, buenas críticas?
Olegario: -Sí, fue una película que en ese sentido funcionó. Las críticas fueron extraordinarias. Me atrevería a decir que es una de las películas sobre la cual más se ha escrito en cuanto a crítica aquí en Venezuela. Funcionó muy bien a nivel de festivales. Fueron 30 premios. Viajó por festivales en Italia, Alemania, España, Bogotá, Bélgica. Por lo menos me puso a viajar bastante ja ja ja …


Claritza: -¡Qué bueno! Ja ja ja
Olegario: -Yo creo que esta es una de las cosas buenas de hacer cine. Después de tantos esfuerzo el paseo por unos cuantos festivales. Te pagan el viaje y la comida y con eso ya estás bien, además conoces sitios nuevos y gente nueva. Fantástico.


Claritza: -Fíjese que tantos reconocimientos y no tuvo apoyo para el financiamiento cuando tenía el proyecto.
Olegario: -Es verdad. Ese guión yo lo había sometido en cuatro oportunidades diferentes a las condiciones respectivas de la gente que daba los créditos y nunca lo aprobaron. Entonces se hizo la película gracias a que Alfredo Anzola, mi amigo, tenía… recuerdo en ese momento, doscientos cincuenta mil bolívares en efectivo y decidimos hacer una cooperativa donde con ese dinero nos daba para comprar el material virgen, en este caso 16 milímetros y nos daba, consiguiendo rebajas, para pagar el hotel y la comida. Es decir, los gastos mínimos para tener la película, lo mínimo. Nadie cobró por su trabajo. Todos fueron socios de la película, desde los niños hasta mi persona. En ese sentido se ha tenido una experiencia muy solidaria, muy importante, con la suerte de que gracias a los premios de los festivales y las ventas a televisoras en Europa, pude pagarle a todo el mundo el sueldo que hubiese ganado e inclusive un poquito más. Entonces cada vez que hacíamos una venta nos íbamos para el pueblo donde filmamos, y tal cual San Nicolás llegábamos con unos cheques para los muchachos que ni lo esperaban… Pero todo tenía su contrato, por medio de sus padres, que los hacía socios del porcentaje que pudiera ganar por las películas.


Claritza: -Resulta curioso que desde el 84 y alguien a estas alturas: Claritza, se le ocurre realizar un trabajo sobre esto y no he encontrado ni siquiera la película.
Olegario: -Si algo hemos aprendido es que antes éramos muy descuidados, no hacíamos los respaldos adecuados. El mercado de vídeo, uno ni pensaba en eso. En el caso de Pequeña Revancha no había dinero para hacer una transferencia a vídeo y sacarlo comercialmente. A mí al final me dieron dinero para ampliarlo a 35 milímetros y sacar unas pocas copias para poder pasarlo en los cines y a duras penas. Pero también sabíamos poco de comercialización y etc., etc. En aquel momento era más difícil que las distribuidoras colocaran una película en los cines y si lo hacían eran dos o tres copias. A las distribuidoras no le interesaban como ahora, sacar eso en vídeo luego que ya no estaba en gran pantalla. Cualquiera de las películas que se ha hecho en estos últimos años, vas a encontrar el vídeo y un negativo bien preservado. Ahora se hace la página web desde antes que se ruede. Es más fácil tener información. Cuando yo hice Operación Billete, producida para una especia de sucursal de Radio Caracas, Cinearte, uno no consigue ni una copia, ni negativo, ni un afiche. Es una película que prácticamente no existe.
En Pequeña Revancha yo logré hacer, que no es lo óptimo, una especie de máster en DVD y de vez en cuando saco una copia que puedo hacer en casa. De hecho hace poco tuve un encuentro con Skarmeta, en una feria de libro en Valencia, en el Estado Carabobo y él era el invitado especial. Me invitaron a mí también y nos reencontramos allí. Y entonces quería que pasaran la película y no hay copia en 35, entonces lo pasamos en DVD y le di una copia a él porque sólo tenía en VHS, esa copia se la mandé a Chile.


Claritza: -Cuando uno coloca Olegario Barrera en la web, hay más entradas de “Una Abuela Virgen” y de “Pequeña Revancha” un pequeño resumen y pocas fotos.
Olegario: -Si. En estos días estaba viendo una especie de historia del cine venezolano, creo que lo conseguí en la página de la cinemateca, no estoy seguro, hecha por Tulio Hernández, y deja afuera una gran cantidad de películas sin razón y no entiendo por qué, simplemente ni las menciona, una más importante que otras están… pero si estaba haciendo algo tan breve como un listado deja afuera una cantidad de cintas. Un trabajo muy mal hecho.


Claritza: -De hecho encontré un libro en la biblioteca nacional y sólo resumía alguna de las películas. De hecho en algunos casos no concuerdan el nombre del director. Eso no me gustó y busqué otra información.
Olegario: -Y para que te ayudes yo te daré una copia en DVD de pequeña Revancha.


Clariza: -Gracias. Ahora bien, pasemos a Una Abuela Virgen”, en esta película hay una gran transformación del personaje principal. Me interesa ¿cuál fue el enfoque de esa transformación?
Olegario: -Voy empezar por decirte que en Pequeña Revancha no hubo transformación, en realidad hubo un cambio de actitud de los padres hacia el niño, ellos entienden, al final, que deben hacer partícipe al niño de las cosas que están pasando con un lenguaje adecuado a su edad, porque si no se corre el riesgo que le lleven una información errada. La política no debe ser un tema vetado para los hijos y no es lo mismo hablar de política con un niño de 7 años o un chamo de 20… Ahora con Una Abuela Virgen te puedo decir que todos los personajes cambian y eso es común en las obras por qué si no se pierde el interés. A veces cambian y evolucionan para llegar al mismo punto de partida… Los personajes son lo que hacen, reaccionan con acciones a lo que le pasan. En cine es muy importante, creo yo, lo que hacen los personajes. En Una Abuela Virgen, ella tiene un pasado y un presente. Cuando ella renace, cuando comienza una nueva vida, ella ya viene con todo un back ground, ella se fue transformando desde su juventud hasta qué murió. Antes de morir tuvo una experiencia muy frustrante y cuando renace era la personalidad de 75 años con nuevos retos por aprender… Lo mismo con el personaje de la nieta, de sumisa pasa a tomar las riendas de su vida y reclamarle a su abuela haga lo mismo… Esto es común en el drama…


Claritza: -Exactamente. Y ¿cómo identificar una realidad y representarla? Aunque estemos claros que las películas nunca son la realidad.
Olegario: -Uno siempre busca un tono realista y eso depende de muchas cosas… de los actores, vestuario, locaciones, el tratamiento visual, todo, todo… la fotografía, el ángulo… Lo cual no es fácil… Es más fácil hacer un trabajo donde uno no se preocupe por representar una realidad sino inventarlo todo. Pero recuerda Una Abuela Virgen es ciencia- ficción. El personaje Alirio toca la trompeta y resucita la Abuela… Eso es algo irreal y de ficción… Pero la realidad es difícil de recrear… Por eso para hacer cine hay que estudiar cine. Mi primer documental quería plasmar la situación de los niños que viven la situación de pobreza en Caracas, en los cerros. Me fui con una cámara sólo a la Cota 905, cuando se podía ir sólo a la Cota 905, ya en aquella época era una locura, ahora sería un suicidio. Total que estuve filmando una situación que vivía esos niños, descalzos, en charcos con cochinos, coño… con una ropa sucia cargando una gavera de Pepsicola que pesaba más que ellos. Muchos de ellos ni iban a la escuela y mucho rancho, rancho, rancho… Lo que yo percibí era un estado de miseria absoluto. Sin embargo, cuando yo proyectaba las imágenes eso se veía hasta bonito, los colores de los ranchos, el cielo azul. La imagen que había allí era una imagen estéticamente bonita. Y se hubiese tomado una fotografía hubiera sido una fotografía que para nada retrataba la miseria que yo quería retratar. Claro no bastaba con sólo llegar y filmar. Depende del ángulo que escojas, el lente que uses, dónde pusiste la cámara, qué tipo de planos hicistes, como lo combinastes con el otro, y en definitiva transmitir las sensaciones que quieres transmitir. No es fácil. Pero forma parte del aprendizaje de uno. Y uno debe tener cuidado porque a veces uno puedo pensar que transmite una cosa y el público percibe otra. Puedes hacer una escena drámatica y por alguna razón el público se ríe.


Claritza: - Sí puede suceder. Olegario hemos conversado tocando un poco el tema de la escuela y otros tópicos en tus películas. Y no me refiero a escuela sólo como el lugar donde se recibe clases.
Olegario: -Oye me parece muy interesante que uno pasa en la escuela la mitad de su vida, cuantas experiencias, cuantos recuerdos, para bien o para mal. Pero esos recuerdos perduran toda la vida. Yo me recuerdo más numerosamente de la primaria…


Claritza: - ¿Cual películas de las españolas has visto que toquen la temática de la escuela?
Olegario: - Las que recrean la etapa del franquismo. Mira las de Almodóvar, creo que tiene algo de eso. Una de las últimas, con Gael García… Todo lo que toque la escuela para mí es un tema apasionante y realmente se toca muy poco, da lástima. Hay pocas novelas ambientadas en las escuelas. Cuando yo leí ese cuento de Skarmeta en El Diario de Caracas, me disparó tantos recuerdos que dije nada yo haré una película sobre esto.


Claritza: -Gracias de verdad, por atenderme, por tratarme bien, me sentí bastante cómoda.
Olegario: -No vale. Un placer y si luego me recuerdo de algún material o una película que te pueda servir te llamo. Ah y te hago llegar la copia de Pequeña Revancha.


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