06/12/10.- La inclusión de personajes lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) en la cinematografía nacional y la realización de películas cuya temática gira en torno a las vidas de los ciudadanos que tienen esas orientaciones sexuales fue objeto de estudio de los hermanos Peña, Claritza y José Alirio, quienes desde la Asociación Civil Cine 100% Venezolano se dedicaron a ahondar en la filmografía criolla entre los años 1970 y 1999.
Según José Alirio, la investigación nació de un trabajo académico que empezó a preparar para obtener una maestría en Comunicación Social. Asimismo, indicó que lo motivaron dos aspectos en particular: “El deseo de dar a conocer la importancia de algunas películas venezolanas que tocan el tema de género. Lo segundo es que las personas a las que le consultábamos su opinión sobre el cine nacional decían de forma prejuiciosa que está plagado de malandros, drogas y maricos. Pero cuando le pedíamos que mencionaran las películas en las que pasa eso sólo decían una o dos”, refirió José Alirio.
ESTIGMAS DE LOS 80
Los hermanos Peña dijeron que en la década de los 80 hubo un cambio en relación con la anterior, ya que no sólo se incluyeron personajes LGBT en la filmografía nacional, sino que se produjeron las dos primeras películas y los dos primeros documentales con temáticas de este tipo.
El director que se atrevió a dar ese paso fue Mauricio Walerstein con su Máxima felicidad (1983) y Macho y hembra (1985). Asimismo, fueron realizados los documentales cortometrajes Entendidos: un acercamiento al movimiento homosexual en Venezuela y Trans, elaborados por Rodolfo Graziano y por la dupla Manaure-Herreros, respectivamente.
“Esta década se caracteriza porque los personajes LGBT son presentados como ciudadanos vinculados a la delincuencia. Eso generó consecuencias estigmáticas en el cine venezolano pues reforzó un estereotipo errado de la realidad”, dijo Claritza.
Los investigadores comentaron que su trabajo llegó hasta 1999, porque a partir de esa fecha la producción de películas en el país se incrementó, gracias al apoyo que la cinematografía ha recibido del Estado. “La cantidad de películas que se hicieron en las tres décadas que estudiamos es casi la misma a la que se ha desarrollado en la primera del siglo XXI. Por eso más adelante prepararemos otra indagación relacionada con estos últimos años”, dijo Claritza.
UN VISTAZO A LOS 70
En cuanto a la investigación que desarrollaron, los hermanos Peña dividieron en décadas los 30 años que estudiaron. “Vimos cada una de las películas y documentales que se produjeron en Venezuela durante esos períodos. Luego clasificamos las producciones mediante la forma en que se presentó a los personajes LGBT y el tratamiento que se les dio”, dijo José Alirio.
“En los filmes de los años 70 se incluyeron varios personajes con tendencias LGBT. En esos casos, determinamos que en general se les brindó características que los convirtieron en ‘locas’, individuos que gozaban con el exhibicionismo de forma jocosa; ‘los gays falofílicos’, quienes disfrutaban del sexo continuo, y ‘los maricos en la cárcel’, papeles en los que se mostraba que las personas que caían en centros de reclusión terminaban siendo homosexuales”, explicó José Alirio.
Dos de las películas que encontraron los investigadores fueron El pez que fuma (1977), de Román Chalbaud, y Soy un delincuente (1976), de Clemente La Cerda. Igualmente, destaca el filme En Venezuela es la cosa, de Giancarlo Carrer, en el que “ya empieza a aparecer una mirada más documental sobre las identidades trans, lo que rompe con el esquema norteamericano y europeo de representar a las personas de esa tendencia como desquiciados”, indicó José Alirio.
DIVERGENCIA DE LOS 90
En relación a los años 90 los investigadores explicaron que estuvieron matizados por una divergencia en las visiones con las que se presentó a los personajes LGBT en la gran pantalla. Los entrevistados destacaron que una de las cineastas que se apegó a estas nuevas formas de tratar el tema en el cine fue Fina Torres, con Mecánicas celestes (1996).
Por otro lado, José Alirio comentó que esa década vio nacer al movimiento Queer (anómalo), “término que una serie de personas adoptaron para dar nombre a una corriente en la que se empezó a respetar las identidades sexuales de los seres humanos, alejándose del sistema heteronormativo”.
“Debemos aceptar a las demás personas como son. No pueden existir estigmas relacionados con la orientación sexual, pues la clave está en el respeto por el otro”, dijo Claritza. Para más información sobre el cine nacional consulte el blog de los investigadores: www.cine100por100venezolano.blogspot.com
Tomado de: Ciudad CCS 6 de diciembre de 2010, p. 20
http://ciudadccs.info/?p=126484
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